La inspiración puede encontrarnos en cualquier lugar, muchas veces sin darnos cuenta, nuestros cinco sentidos están alertas para llevarnos a ese momento en que todo parece unirse en nuestra imaginación y crear belleza. Sin embargo, no siempre sucede así, muchas veces deseamos ser creativos en días que parecen que todas las musas se han indo de vacaciones, y aparecen esos instantes en blanco, que nos hacen sentir sin inspiración alguna. Es la sensación de estar en un punto muerto, sobre todo en ésta temporada, cuando se acerca el verano, y nuestros pensamientos están en el disfrute. No hay de que preocuparse, es algo natural, que a todos nos puede suceder. Podemos ser creativos, incluso en esos días de poca inspiración y ganas de disfrutar de lo que nos rodea.

Una de mis “armas” favoritas, y que todos tenemos siempre a mano para que las musas se despierten un poco y alebresten la inspiración, es salir a dar un paseo. Es cierto que a veces no podemos, tenemos que quedarnos en casa, o sencillamente, queremos disfrutar de un momento tranquilo, tumbados al fresco. Cuando eso pasa, aún podemos dar un paseo por los recuerdos para capturar instantes que nos inspiren y nos lleven a crear. Tengan por seguro que el tiempo se detendrá con ustedes, y los guiará hasta ese lugar en la memoria que los haga sentir más relajados y tomar la inspiración necesaria para crear.

Ayer fue uno de esos días para mí, en que simplemente no era capaz de concentrarme para escribir, fotografía o cocinar. Todo parecía ir a contratiempo, y nada terminaba de salir como esperaba. Así que salí a dar un paseo, y me senté a la sombra de un árbol.

Mientras veía como se agitaban las hojas al viento, recordé cuando era pequeña. Durante el verano pasábamos algunos días en la playa, antes de alejarnos del ruido y terminar las vacaciones en el campo. Mis abuelos tenían una casa pequeña cerca del mar dónde disfrutábamos de la tranquilidad, de la brisa y el arrullo de las olas mientras salíamos a pasear. Mis paseos favoritos eran siempre al atardecer. Los colores deslumbrantes en el cielo, el agua fresca rozando los pies, el ir y venir de los vendedores locales mientras se protegían del sol, con bandejas llenas de piña en trozos, mangos, maracuyas, y cocos recién cortados, que nos refrescaban con su agua dulce justo antes de volver a casa. Eran esos momentos los que me hacían sentir en paz y relajada, pero llena de vida. Al abrir los ojos, tenía una idea fija, y antes de volver a casa hice una visita al mercadillo. Compre las frutas que me recordaban esos atardeceres tropicales a la orilla del mar, y preparé para compartir con ustedes, estás deliciosas paletas de mango, piña y maracuya.

Espero que las disfruten y que su fin de semana venga lleno de mucha inspiración y de la mejor vibra posible para todos.

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PALETAS DE MANGO, PIÑA Y MARACUYA

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ANOTACIONES

• Pueden utilizar la fruta fresca de su preferencia.
• Sino consumen miel, pueden utilizar estevia.
• Con éstas cantidades salen de 10 paletas/polos medianas.

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